El más cuerdo de todos mis locos

Eres el que suele aparecer en mis recuerdos de manera transversal, el que me marca cada día 13 de mi existencia, al que le debo la mitad de mi carga genética, probablemente mi mal humor y mi gusto por Presley y los Beatles.

Entonces, me sentaría en tus rodillas, tan pequeña, tan disminuida, te hablaría con voz trémula al oido "no sé porque lloro, no sé que me tiene así, si lo que dejo de pensar o los libros que leo demasiado, o probablemente nada de eso" Y al decir estas palabras mi voz se podría quebrar en un sollozo tranquilo, pacífico y no ahogado ni doloroso.

No ahogado ni doloroso, porque tú, tú mi loco, el más cuerdo de todos mis locos; al que evoco en la incertidumbre, al que recuerdo desdibujado, al que yo misma he reconstruido con recuerdos inexactos, porque puede que te extrañe y que de tanto en tanto, el tiempo y los falsos pensamientos te hayan desfigurado en mi mente.

Búscame hoy a media noche, cuando me intente sumergir en la piscina de los sueños y no lo logre, cuando me ahogue en la oscuridad de la noche.

Búscame y voy a reconocerte, voy a reconocerte y probablemente te sonría, tan cambiada, tan extraña, tan ansiosa.

"- ¿Papá?..."

Es que ya no es extraño. Has inspirado la mitad o quizas tres cuartos, de todo lo que llevo escribiendo hace cinco años.

Cambiar

Estoy segura que podríamos hacer de este mundo un lugar mucho mejor si tan sólo dejaramos de ser tan individualistas.
He pensado así toda mi vida (que realmente, no es demasiado extensa, pero es algo) y siempre he sentido rabia y bastante dolor de ver que la gente en general no parece notar nada extraño.
Hoy lo viví otra vez, un hombre algo viejo, algo pobre, ciego, sentado en la mitad de la vereda. Nadie parece prestarle demasiada atención, excepto cuando el mueve el tarro de metal donde hay algunas monedas, es entonces cuando alguno que otro transeúnte medio perdido con una expresión que me desconcierta al máximo, hecha alguna moneda de 100 o 50 pesos y camina con el pecho inflado como paloma y una sonrisa de satisfacción en el rostro.

Yo, espectadora privilegiada, casi puedo adivinar su pensamiento "que bueno soy, ayudando a un mendigo" Y ahora me gustaria preguntarle ¿Lo hizo por compasión, por conciencia o simplemente para enmendar alguno de sus pecados y sentir que aún se irá al cielo?

Lo miro con atención, el ciego sigue ahi a unos pasos de mí, y yo también me cuestiono bastante, antes solía dar casi todo mi dinero a personas así, porque pensaba que mi papá podría andar por ahí, borracho o desmemoriado con la misma suerte. Ayudaba porque pensaba que si lo hacía, en cualquier lugar que mi papá estuviese, alguien pensaría como yo y le tendería una mano.

Mi mamá me apura, tenemos que cruzar la calle, estamos algo atrasadas para el almuerzo y yo he caminado toda la mañana con lentitud, siempre quedandome atrás y mirando muy distraidamente los árboles.

El ciego ahora grita algo más, me detengo antes de cruzar la calle y mi mamá también se voltea. Pide que alguien le diga la hora, yo insegura, camino hacia él. Mi mamá es más rápida, con un gesto me pide la hora, le digo "un cuarto para las una" ella se acerca le toca el hombro y lse susurra "un cuarto para las una"

La gente alrededor mira algo curiosa, y el hombre le agradece "al fin alguien amable en este mundo". Siento un poco de tristeza, un poco de nostalgia y un remolino en el estómago.

Cuando cruzo y logro hacer que mi voz se escuche sobre el ruido de los autos le digo a mi mamá mientras miro el piso "tengo rabia, siempre es igual. Me desespera"

Si este mundo fuera menos individualista, si los demás pensaran un poco en el de al lado, en el que no conoces, en el que sufre, todo seria mucho más fácil. Le confieso a mi mamá cosas que yo creo que ella ya sabe, siempre sabe que me pasa con sólo hecharme una mirada rápida.

"Es que mamá, por eso creo que escribo, porque quizas algun dia alguien lea mis palabras y piense 'si, realmente esta tipa no estaba taaaan loca, quizas podemos cambiar, quizas podemos hacer de este lugar algo mejor' Pero no sé, es como que a nadie le importa, es como si luchara contra algo que se que no puedo cambiar. Sé que no puedo cambiar el mundo, sé que a nadie le importa esto y me desespera"

En el transcurso de mis palabras el volumen de mi voz subió casi alarmantemente, algunas señoras me miran raro, mientras a la distancia, yo aún distingo la silueta del ciego y su voz algo ronca.

Mi mamá responde "sé como te sientes Tere, pero quizás algo pueda cambiar, al menos tú puedes cambiar. No podemos perder la esperanza"

Su comentario no me anima todo lo que deberia, ella ha tenido demasiada esperanza para todo lo que ha vivido y hay cosas que aun no cambian.

Ahora que recuerdo todo esto, sólo escucho los Beatles y me pregunto si alguna vez cuando joven, mi papá se imaginó que a su hija adolescente le gustaria mucha de su música.

Es que la gente está siempre tan metida en ella misma, que hoy pasé toda la tarde tirada en el pasto, mirando las nubes, leyendo y observando interesadamente a la gente que va y viene. Es extraño intentar imaginar que piensa cada uno, con sus muecas y expresiones.

Tuve que abandonar mi entretención cuando ya no sentía las manos por el frio, pero supongo que de algo sirvió. Sólo espero que el ciego haya encontrado alguien que lo ayudase sinceramente. Es en lo único que pienso a esta hora.
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