(via notalkingplz)
Aún tengo 21, pero en este año impar volveré al club de las edades pares. Podría ser que siempre voy al revés, aunque de un tiempo a esta parte me gusta más pensar que ir al revés significa ir en armonía, ser el ying de ese supuesto yang perdido y místico que existe en todas las cosas. La universidad terminó, y yo sigo aquí paseándome de vez en cuando confundida y asustada, aunque definitivamente mi porcentaje de agua perdida de formas poco convenientes (léase: lágrimas malgastadas) ha bajado con los años y la supuesta madurez. Empieza el circo de los curriculums vitaes y los 'soy pro-activa, empática y responsable' pero la úica luca que queda en mi billetera parece estar contenta de tener más amigos. Se vienen algunas sorpresas también, cosas que le cuento solo a las personas indicadas (no vaya a ser que con el mal de ojo me caguen los planes una vez más digo yo) y hay cosas que no me cuento ni a mí misma (no vaya a ser que con lo poco que me creo el cuento me auto-sabotee la felicidad futura).En fin. Aquí vuelvo 2013, ahora parece que tengo razones para escribir que antes no tenía. Se cierran puertas, se abren libros, se van los sueños y aparecen los planes. Todos a bordo, se va el tren de la adultez.
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