Un cuento del 2007: Siete Años

Quise publicar esto aquí a pesar de que es de algún tiempo atrás. Era por, para y en memoria de mi padre. También fue el cuento ganador en el concurso de ese año de mi colegio. So, Teobaldo Donoso Padilla, here is this, for you.

Siete Años

Damián recorrió aquella oscura habitación con la mirada.

Su habitación.

Los recuerdos volvieron a su mente sin que pudiese evitarlos o detenerlos: Siete años no habían pasado en vano.

Suspiró y dio más vueltas, tantas, que pronto le pareció que el mundo daba vueltas. Con brusquedad se tiró sobre su cama. Se acurrucó como un niño pequeño y lloró con amargura.

23 años. Esa era su edad. 23 años y siete de ellos marcados por el abandono de un padre.

Siete años que habían marcado su retraída personalidad y su frágil carácter.
Y aunque no lo dijese… Lo odiaba por ello. Lo odiaba por haberlo abandonado y más aún, lo odiaba por que a pesar de eso tenia su figura y recuerdo plasmados en su alma.

”Pero Damián, el odio envenenará tu alma aún pura” La dulce voz de su madre muerta, y la imagen de él mismo a los 16 años.

”Cuanto ansiaría no ensuciarme con este odio” Murmuró, mientras era conciente de cómo su cuerpo se tensaba ante la espera.

Hoy todo acabaría, pero… ¿Se atrevería a abrirle? ¿A mirarlo a los ojos y decirle todo lo que se había guardado desde que era un adolescente?

” ¿Papá?” Intento ensayar con aquella palabra que se le hacía demasiado extraña. Se levantó con apuro y limpió sus lágrimas con el dorso de su mano.

Era ahora o nunca.

La puerta se movió con estruendo y su corazón se paralizó.

¿Era esto por lo que había estado esperando tanto tiempo?

Estaba tan lleno de odio, tan lleno de rencor. Listo para decirle lo que cada noche pensaba: Jamás podría perdonarle.

Abrió la puerta con brusquedad, gritándole todo lo que pensaba.

” ¿Papá?” Preguntó

No obtuvo respuesta.

Quizás algún día su mente dejaría de engañarlo.

Quizás algún día, el volvería de verdad…

3 notas musicales:

Anónimo dijo...

Muy conmovedor, y muy bien hecho. En serio, la historia llega hasta el alma. Si hubiera sido parte del jurado del concurso de ese año en tu colegio, ¡voto de inmediato por tu cuento! ¡Jaja!

Que bueno que estés compartiendo tus creaciones, y excelentes cuentos además. Siempre con ese toque especial.

Tan difícil que encuentro lo de hacer estos relatos... siempre me gusta alargarlos tanto. Por eso aplaudo cuando leo un cuento que cumple éxitosamente dentro de su extensión.

Que estés bien, Leister.

¡Saludos para ti!

Anónimo dijo...

Por cierto, casi lo olvido. Que el cuento tenga un reflejo de ti, es decir, que sea personal en todo su sentido, lo hace aún más valioso. Sólo puedo decir que canalizar las vivencias con fuerte carga emotiva a través de las palabras es muy sabio.

Ahora sí, saludos!

Anónimo dijo...

¿De verdad te gustaría leer lo que llevo escrito? Bueno, tengo algo de esa manía de la que hablas, pero... No importa, ya tengo confianza en ti, y me caes bien, además me alegro de que alguien más quiera leer la novela. Una crítica proviniendo de ti me ayudaría bastante. Te voy a enviar un pedazo del escrito a tu correo a ver si te gusta. ¡Gracias por el interés! ¡En serio! No muchos me han pedido 1% hasta el momento.

Ah, estudio acá en Valparaíso, En la PUCV. Lástima... Si estudiara en la católica de Santiago seríamos compañeros de universidad! jejeje.

Gracias por el comentario y la visita, Leister.

Saludos y cariños desde un rincón de la V Región. Un rincón que... solo se puede ver en sueños!

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