Papás


Are you lonesome tonight
Do you miss me tonight?
Are you sorry we drifted apart?
Does your memory stray to a brighter sunny day?
Is your heart filled with pain, shall I come back again?
Tell me dear, are you lonesome tonight?

Victor: no tengo demasiadas palabras para tí, asi como nunca las tuve para mi papá. No fui la de los grandes cariños, (o quizás sí, pero solo mientras tuve menos de 10 años) y ahora cuando creo que pronto te irás para siempre estoy aqui, muy confusa sin siquiera entender lo que siento. Eres mi segundo padre, ese que no tiene ni un solo lazo sanguineo conmigo pero que me quiere con el alma, de la misma manera que yo te he querido a ti.
Anoche pensé en estas palabras antes de dormirme, pensé en la manera en la que las escribiría y hoy antes de dormir unas palabras extrañas vinieron a mi cabeza, tu cuerpo muerto durmiendo. Es que tú no estas muerto, estas aqui, aun entre nosotros, y eso me da un cuestionamiento aun mas grande. Porque creo que te querré aún mas cuando llegue el minuto y te vayas, y yo probablemente te llore.
Cuando me acuerdo de tí, Victor, me acuerdo de esas navidades perfumadas que yo amaba. Los asados de domingo en el patio cuando mi papá ponia Elvis y bailaba conmigo. Yo no tenía más de siete años, y tu siempre me enviabas uno que otro regalo. Podían no ser muy grandes, podian no ser lo que yo esperaba, pero secretamente los queria mucho mas que los demas (aun conservo la payasa que me regalaste cuando cumpli cuatro).

Pensé en tí positivamente toda esta semana antes de dormir, creo que asi te mando la buena energia (como dice mi mamá) y porque, mantienes vivo el recuerdo de mi imagen paterna.


Elvis, la canción se supone que esta hecha para un amor, o algo asi. Pero yo siempre decia en esas mañanas eternas de mis cinco años, con los pequeños vestiditos y los zapatitos de charol, que cuandro grande me casaria con alguien igual a mi papá. Me acuerdo bien, esa sensación las canciones de Elvis en el auto y el olor a primavera y a mamá.


Los extraño a los dos por igual, aunque uno de ellos me dio la mitad de mi carga genética, y el otro, un pedazo gigante de su alma.


Para: Victor y Teobaldo, porque finalmente, buenos o malos, me considero suertuda de tener o haber tenido, dos padres.

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